La niña de unos catorce años, baja estatura, pelo ligeramente pelirrojo y unos grandes ojos azules.
Hacía un día muy soleado, y decide irse pronto para volver a la hora de comer, como le había dicho su madre.
Emprendió el camino hacia el bosque deteniéndose a mirar diferentes tipos de plantas, flores e incluso mariposas.
A medio camino se detiene, porque encuentra un precioso anillo dorado, que no duda en ponérselo al instante y vuelve a emprender el viaje.
Al cabo de unas horas, llega al bosque y el cielo comienza a nublarse, se empiezan a notar caer las primeras gotas. Pocos segundos después empieza a caer un gran chaparrón, después de esto, la chica decide volver a casa pero con la lluvia le resulta muy difícil recordar el camino y se pierde. Tras deambular durante un tiempo por el bosque, empapada, encuentra una cueva, que no duda en refugiarse en ella. Antes de entrar, el caballo se alza y arroja a la niña, ella intenta calmar, pero el caballo huye asustado. La chica se queda sola y entra en la cueva. Al adentrarse un poco más en ella, puede observar que las paredes están llenas de antorchas, que le permiten observar restos de huesos y de carne por el suelo, salpicaduras de sangre, arañazos, y varias marcas de golpes o deformaciones en el suelo. La niña se asusta de inmediato, seguidamente se escucha algo acercándose hacia ella, pasos largos y firmes que retumban por toda la cueva. Un gigante se muestra de entre la oscuridad, con un solo ojo, largos colmillos, cuerpo desproporcionado, cicatrices y toda clase de heridas por el cuerpo. La niña se esconde tras una piedra, el gigante, dándose cuenta que hay alguien cerca, busca a la niña por la zona. Cuando el gigante retrocede, la niña aprovecha para huir de la cueva, antes que eso, al empezar la huida, de el anillo que había cogido hace un rato surge una extraña voz : - estoy aquí, estoy aquí. La muchacha intenta quitarse el anillo pero no puede.
El gigante va hacia la voz y detecta a la niña, antes de ser agarrada por este, la chica agarra una antorcha y se la hunde en su gran y terrible ojo. El monstruo, ya ciego, agonizando, cae al suelo. La niña rápidamente escapa de la cueva, el engendro se arranca la antorcha y echa a correr desesperadamente hacia la niña, donde es delatada nuevamente por el anillo.
Tras una pequeña persecución, la chica llega a un acantilado, desesperada para deshacerse del anillo y de el gigante, retira una navaja suiza de su bolsillo, y se corta el dedo en el cual estaba el anillo que seguía delatando a la muchacha, El monstruo, justo detrás de ella, intenta agarrar a la niña, pero arroja el anillo hacia el acantilado donde el gigante sigue su voz y cae por el precipicio y muere al impactar contra el suelo.
Y aquí se acaba el cuento y la niña comió pan y pimiento.
