UNA NOCHE MOVIDITA
(Martín Sotelo y Mohamed Zghouri)
Había una vez una chica de diecisiete llamada María que estudiaba en un colegio con sus dos mejores amigas: Areúsa y Alicia. Solían ir a discotecas los fines de semana. María nunca iba con ellas porque sus padres no le dejaban, pero un día la chica tuvo una discusión con ellos y como insistió tanto, sus padres, molestos, la dejaron ir. Subió a su cuarto, llamó a sus amigas y les informó de que podía salir.
La chica, contenta, se puso muy guapa y quedó con sus dos amigas a las nueve de la noche en la puerta de su casa para ir en el coche de Alicia, que ya tenía el carné de conducir. Al cabo de diez minutos, salió a la puerta de su casa y las encontró.
- Alicia ¿a qué “disco” vamos hoy?- preguntó Areúsa.
- A la “disco” “Malibú”- respondió Alicia.
- “Malibú” es aquella discoteca tan grande y, además, es nueva y va mucha gente- añadió Areúsa.
-¡Guay!- contestó eufórica María.
Llegaron a la discoteca que estaba a las afueras de la ciudad en la que vivían.
María pensó que sus padres no la volverían a dejar salir de fiesta, así que decidió pasárselo lo mejor posible.
Al entrar dentro de la discoteca, fascinada, observó a chicos y chicas bebiendo y bailando. Alicia le había dicho que tomarían unas copas y bailarían. Las tres amigas estaban con los chicos y pensaban irse cuando, de pronto, María se besó con el chico con quien estaba danzando. Los dos estaban ebrios por los cubatas y, además, su nuevo novio que se llamaba Carlos había esnifado cocaína.
Al cuarto de hora, las tres amigas decidieron irse pero él les sugirió quedarse con ellos un rato más en la discoteca y después salir a dar una vuelta por la plaza. Areúsa les contestó que sí pero que se quedarían poco rato porque ya estaba cansada. Los dos amigos de Carlos que se llamaban Pármeno y Cristian estaban muy interesados por Areúsa y Alicia y se presentaron a las chicas ellos mismos. Carlos decidió invitar a la última ronda y Cristian lo acompañó a buscar las bebidas. Entonces, el novio de María le contó a Cristian lo que pensaba hacer, que consistía en poner somnífero en las bebidas de las chicas, y cuando estuvieran dormidas, llevarlas a la casa del bosque de Cristian para retenerlas, violarlas y después llevarlas a otro lugar que ellas no conocieran para confundirlas. Cristian se negó al principio pero al final el criminal de su amigo lo convenció. Después de unos minutos regresaron junto a las chicas y les dieron sus bebidas. A continuación, Cristian pidió a Pármeno que le acompañara al baño. El chico fue con él y le contó lo que iban a hacer. Su colega aceptó. Alicia sugirió que subieran a su coche para ir a la plaza. Carlos conducía porque Alicia y las chicas empezaron a sentirse cansadas y a continuación se durmieron todas. Después, Cristian tomó el volante porque era quien sabía dónde se encontraba su casa y Carlos se situó en los asientos traseros dónde estaban las chicas y comenzó a manosearlas. Pármeno, confuso, empezaba a sestar asustado porque, a pesar de que había aceptado colaborar con el plan, pensaba que en realidad se trataba de una broma.
Al cabo de treinta minutos llegaron a la casa. En entraron a las chicas arrastrando y cada uno eligió llevarse a una chica a una habitación. Carlos se llevó a María, Cristian a Areúsa y Pármeno a Alicia.
Cuando Pármeno entró an la habitación empezó a despertar a Alicia. Al rato, cogió un cubo de agua y se lo tiró en la cara. Ella se despertó confusa. Pármeno le tapó la boca para que no hiciera ruido y le contó todo lo sucedido. Finalmente, decidieron irse sigilosamente con el coche de Alicia y fueron a una comisaría donde Pármeno lo contó todo. Después de unos minutos la policía llegó a la casa del bosque y arrestó a los dos chicos. Ellos fueron condenados a veinte años de cárcel por el delito de secuestro y violación. María, arrepentida, pidió perdón a sus padres. Ellos aceptaron las disculpas y empezaron una nueva vida al igual que Areúsa que empezó a dedicarse más a los estudios. Alicia se enamoró de Pármeno por ser un chico honesto y leal… y colorín colorado este cuento se ha acabado…
Con dos arrestados bien drogados y colocados,
Llevados, capturados, y encarcelados,
Apartados a otro lado de la gente buena,
Cumpliendo su condena con esposas y cadenas,
Y llorando de pena.