Bienvenidos al blog de TALLER DE CUENTOS MODERNOS del Instituto Lluis Companys de Ripollet.

Los alumnos de 3º de ESO han escrito la verisón moderna de varios cuentos populares tradicionales
recogidos por J. M. Guelbenzu en el libro "25 Cuentos Tradicionales Españoles" Ed. Siruela.
¡Esperamos que disfrutéis de su lectura!.


DE "JUAN SIN MIEDO" (David Farré y Sergi Álvarez)

EN BUSCA DEL MIEDO
(David Farré y Sergi Álvarez)


Ésta era la historia de un joven llamado Juan el cual no conocía el miedo y, como todas las personas de su ciudad lo conocían y, él, ni siquiera sabia lo que era, fue a buscar la respuesta de ese gran enigma.

Anduvo durante mucho tiempo, atravesando campos y bosques, hasta que encontró una pequeña casa donde vivían dos ancianos muy agradables que le invitaron a pasar. Cuando sirvieron la cena, Juan, vio dos calaveras, una contenía comida y la otra, agua. Al ver que los ancianos usaban parte de la anatomía humana a modo de cuenco, no le dio importancia, cenó tan tranquilo y, al terminar, les pregunto:

─ ¿Ustedes conocen el miedo? Porque yo, no lo sé.

Al día siguiente, después de despedirse de los ancianos, continuó con la búsqueda. Tras varias horas de viaje llegó a una mansión en  ruinas, con paredes agrietadas, los cristales de las ventanas completamente rotos, las cortinas desgarradas y una puerta abierta de par en par como si la misma mansión quisiera tentarte a entrar para descubrir los innumerables misterios que se escondían en su interior. Sin pensárselo siquiera, Juan, entró  y, a medida que veía aquella enorme casa, estaba más convencido de que debía pasar la noche allí. Preparó algo de cenar con la comida que aquellos amables ancianos le habían guardado en la cartera. Tras escuchar el silbar del viento al pasar por las grietas de paredes y ventanas, al oír el crujir del suelo precedido por unos inexplicables pasos acompañados de unos murmullos que aparecían de la nada, cenó tan tranquilo incluso al ver que delante de sus propios ojos aparecía un mayordomo muy elegante, con un gran hueco en el cráneo que mostraba el cerebro de aquel hombre mientras le chorreaba la sangre por todo el rostro. Al cabo de un tiempo, detrás de aquel mayordomo aparecieron unos jardineros armados con grandes tenazas, cocineros vestidos de un color blanco tapado por toda la sangre que goteaba sin pausa alguna por su cuerpo mientras agarraban unas cacerolas y, más tarde, llegaron unos hombres muy corpulentos vestidos de negro, dispuestos a defender esa antigua mansión aunque se jugasen aquello que más querían. De repente, sin previo aviso, se tiraron contra Juan que, hábilmente, fue capaz de despistarlos, aunque en realidad él no supiera porque huía. Más tarde logró escapar por la puerta trasera de aquella mansión la cual comunicaba directamente con el jardín por un largo camino de guijarros. Después de haber atravesado aquel jardín repleto de flores marchitas y árboles caídos señalando la dirección donde se situaba la salida del recinto de la mansión, después de pasar al lado de unos bustos que le seguían con la mirada y unas estatuas que lo señalaban con sus largas lanzas, se giró para contemplar aquello que dejaba atrás y no lograba comprender y, al fijarse en la puerta por la que había logrado huir vio a todos aquellos que tanto deseaban matarle mirándolo desde lejos como si no pudieran salir de aquel lugar porque los vinculaba de alguna manera con una vida que ya habían perdido.

Después de haber vivido esa situación sólo había logrado ponerse en peligro sin conseguir saber qué era el miedo. Sin haber encontrado un lugar donde dormir no pudo descansar y caminó toda la noche hasta llegar a su casa. Se echó en su cama y durmió durante horas y, al despertar, un sirviente del dueño de la gran mansión situada al norte de su ciudad le pidió que le acompañara. Al llegar, el gran magnate de petróleo, le pidió a Juan que rescatara a su hija de un vil secuestrador y que estuvo dispuesto a ofrecerle una gran recompensa a cambio. Entonces, el joven, se puso en camino, abatió al criminal y recató a la joven. El adinerado hombre en agradecimiento por su trabajo, le dio a Juan parte de su fortuna, a su hija y un hogar en el que siempre seria bienvenido.

Después de unos años casado, Juan, dejó de preocuparse por encontrar el miedo, pero, un día, su esposa compró una pareja de canarios y, cuando uno de éstos coló y se coloco encima de la cabeza de Juan mientras dormía, éste, se asustó tanto que intentó huir por la ventana donde encontró la muerte al poco tiempo de haber descubierto su gran enigma: qué es el miedo; y así fue como Juan murió en aquel claro y soleado día después de haber perdido una vida que ya jamás recuperaría.